¿Luchando contra molinos de viento? ¡Elije tus batallas!

Mire vuestra merced – respondió Sancho – que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

En el 92, mi abuela española me regaló la serie completa de “El Quijote”, dividida en dos cintas. La serie, dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón, resultó de una colaboración con RTVE. Recuerdo de haberla visto inúmeras veces a lo largo de mi niñez. Desde la perspectiva de una niña de 9 años, era pura comedia. Sin embargo, el efecto de esa narrativa perduró en mí, ya que además de ser una comedia, mostraba también la tragedia que se esconde y a la vez se expresa en la existencia humana. Entonces, solía reírme de lo que creía ser las estupideces de Don Quijote, pero a la vez me compadecía de él de cada vez que se caía de su caballo, Rocinante.

“Don Quijote de la Mancha” – novela de inicios del siglo XVII y la primera de su género – fue una sátira sobre la ortodoxia, el nacionalismo y el idealismo, de la que todavía podemos aprender mucho. Si no, tomemos como ejemplo la escena icónica de “luchar contra los molinos de viento”, que en realidad describe el acto de luchar contra enemigos imaginarios. “Luchar contra molinos de viento” fue una expresión utilizada por Miguel de Cervantes que terminó convirtiéndose en un término universal, utilizado hasta los días de hoy para describir situaciones donde creamos una percepción errónea de determinado adversario o escenario. Lo que podría ser un mero molino de viento, se puede magnificar, erróneamente, en algo gigantesco, surreal. Traducido a los tiempos modernos, diria que todos debemos saber elegir qué batallas se merecen nuestro tiempo y energía. Talvez la clave sea ser un poco más como Sancho Panza y menos como el “caballero de la triste figura”, y entender qué es lo que hace andar la piedra del molino.

–La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

–¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.

–Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

Versión en Inglés:

Fighting windmills? Choose your battles!

Versión en portugués:

A lutar contra moinhos de vento? Escolhe as tuas batalhas!

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